Recuerdo.
En la cima
de la colina, abrió la urna ––vuela mamá, ¡sé libre carajo!
Un viento
arremolinado le arrojó una buena porción de cenizas en la cara, también le dejó
una sensación de arenilla en la boca.
––perdón,
lo había olvidado ––murmuró–– había olvidado cuanto detestabas que dijera malas
palabras.
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