Fútbol.
––¿No
vienes?
––No me
siento bien, prefiero descansar.
Le besó la
frente y se fue.
Minutos después,
llegaban los amigos, con cervezas y alaridos. Encendieron el televisor cuando
iniciaba el partido.
Afuera, en la
oscuridad, ella abordaba un automóvil.
––¿Todo
bien?––preguntó él.
––Claro, él no se
perdería ese juego.
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