Se liberan
cuatro estrofas prisioneras,
De la mente más brillante y afilada,
Y se transforman en susurro casi audible,
De unas
notas que ahí estaban de pasada.
La guitarra
corta en dos la soledad,
Reflejando
la luz del viejo farol,
Ya no es tan
oscura esa oscuridad,
Le picó la
cicatriz del rock and roll.
Un grito
corto, una nota, una zapada,
Ahora está
de pie al lado del sillón,
La chimenea
ya casi no es necesaria,
Todo se
enciende al calor de esa canción.
Rasca y
rasca y las letras se desangran,
Se desarma
la guitarra con su voz,
Y todas esas
viejas heridas sanan,
Es la
extraña cicatriz del rock and roll.
No hay comentarios:
Publicar un comentario