ESCONDIDOS.
El aliento y el sudor se convierten, en un vaho
acalorado,
Que resbala en pequeñas gotas por la ventana fría,
Tu piel en mi piel se excita, y se hace un juego
alborotado,
Que cómodos estamos en esta incomodidad, que ironía.
Ojos que ven, corazón que si siente,
Puedo ver tu cuerpo crispado por el frio quizás,
O será el incipiente fuego de mi simiente,
Que te devuelve de ese modo todo lo que le das.
Quédate recostada en mí, que este olor venerable nos
tiene extasiados,
Sé que no estás dormida, aun te escucho asesar,
Borraste de mí cualquier sudor antiguo, cualquier aroma
pasado,
Y mis manos conocieron infinitos lugares placenteros.
El tiempo se detiene, y se anticipa a lo que vendrá,
Aun no se desempaña el vidrio humedecido,
Otra vez el olor, que rompe las barreras, y el miedo
vencerá,
Otra vez se repite el juego, ya siento en mi oído tu
ardiente quejido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario